El Teixadal resiste gracias a vecinos y voluntarios: «Se nos parte el corazón al verlo arder»

Fotografia de Sputnik Labrego
Tras varios días en los que los voluntarios luchan con lo que tienen y puede han llegado los helicópteros y en principio «la zona está medianamente tranquila, sale humo pero a ver si aguanta así hasta mañana y tenemos suerte»

El fuego que avanza hacia Casaio, tras entrar desde Zamora, ya ha arrasado más de 2.600 hectáreas ardidas en apenas tres días, mantiene en vilo a toda la comarca. La principal preocupación es el Teixadal de Casaio, considerado el bosque de tejos más antiguo de Galicia y un patrimonio natural incalculable.

Los propios vecinos, junto a voluntarios llegados de distintos puntos, se organizan día y noche para impedir que las llamas entren en este ecosistema único.

Ayer hablábamos en +D1 Valdeorras con José López «Parra», uno de los que decidió dedicar su día libre a luchar contra el incendio, lo resume con emoción: «Estamos hablando de una joya, del Teixadal. Verlo arder nos parte el corazón. Sabemos que una casa o una vida no tienen comparación, pero dentro del monte, esto es algo único».

Teixadal y Pena Surbia hace dos dias. Foto cedida por Rutas Xanzá

Acceso difícil y pocos medios

El operativo se enfrenta a enormes dificultades. La orografía complica el acceso a pie y en vehículo, y los vecinos insisten en que son necesarios más medios aéreos. «Ayer intentábamos parar el fuego con un sendero de apenas veinte centímetros de ancho. Íbamos unos apagando, otros enfriando… La situación es penosa», relató López.

La humedad del propio Teixadal ha frenado la entrada directa del fuego, aunque las llamas han calcinado buena parte de los laterales y amenazan con rodear el bosque. «Se intentó por todos los medios que no ardiesen los dos lados a la vez. El fuego llegó a detenerse solo en algunos puntos, pero el peligro sigue latente», explican desde Casaio.

«O teixadal ímolo aguantando a salvo a duras penas, os nidos de aguia real que estan enfrente de San Xil quédanlle dous dias se non apagan o lume das Mosteiras en Maluro», afirmaba ayer por la tarde otro de los voluntarios.

Pena Surbia ardió por completo mientras que el Teixadal se mantiene rodeado. Foto cedida por Rutas Xanzá

 

Voluntarios exhaustos, solidaridad en marcha

La resistencia está siendo posible gracias al esfuerzo colectivo. Vecinos de Casaio y montañeros experimentados se relevan para combatir las llamas y vigilar que no se reaviven. A falta de infraestructuras, incluso se improvisaron soluciones: un helicóptero llegó a lanzar bocadillos a los voluntarios para que pudiesen continuar trabajando en primera línea.

La Comunidad de Montes de Lardeira-Casaio hizo también un llamamiento urgente a la solidaridad:«Después de varios días apagando el fuego, la ropa de los voluntarios está prácticamente quemada. Necesitamos ropa y material para seguir».

Un valle que todos defienden

La zona de Foio Castaño, un valle glaciar catalogado como los «Pirineos en pequeño» por su espectacularidad, ha sufrido graves daños. «Cuando llegué ayer por la tarde y vi a la gente de Casaio derrotada, se me partió el alma», confesó uno de los voluntarios.

Aun así, la esperanza se mantiene. El monte bajo quemado puede servir de cortafuego natural, y las condiciones meteorológicas, con temperaturas más bajas y algo de «orballo», están ayudando a contener el avance.

Mientras tanto, el Teixadal resiste como pulmón verde y símbolo de una lucha que los vecinos libran con el cuerpo y el alma.

Foio Castaño ardió la peña pero no el bosque. Foto cedida por Rutas Xanzá