El Club Peña Trevinca celebra su tradicional magosto en Fonte da Cova

Más de 40 personas volvieron al refugio tras dos años sin celebrar la fiesta de las castañas asadas

Después de dos años sin poder celebrar el magosto, «por diversos motivos —un año por las condiciones climatológicas y otro porque la verdad es que el refugio no reunía las condiciones adecuadas"—, se decidió convocarlo para hoy», explicaba Miguel Ángel de la Cal, presidente del club Peña Trevinca.

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«La gente respondió muy bien», contaba, «satisfechos con la participación», añadía. «Éramos unas 40 personas. Ya sabemos que había muchos magostos por toda la zona, en Arcos y en Puente Domingo Flórez, pero aun así la gente acudió», argumentaba el presidente.

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La jornada comenzó temprano, con algunos, como Fernando, dedicándose a arreglar un poco el piso superior y la madera, mientras otros preparaban el fuego, recogían leña y limpiaban un poco el espacio. «Llevábamos desde julio sin poder hacer nada en la reforma, así que había mucho que limpiar». Hacia la una de la tarde, la gente empezó a llegar. Asaron panceta, pollo, chorizos y costillas. Además, «la gente también trajo empanadas».

Mención especial para Carlos Javier de Aveleira, socio del club, que hizo un gran esfuerzo. «Teníamos una barra enorme, no sé si para 200 personas, que preparó Carlos Javier.

Enorme barra de pan llegada desde A Teixeira por gentileza de Carlos Javier

Se encargó de traer todo el pan y las empanadas. Fue su regalo para el club. Esta misma mañana, a las cuatro de la madrugada, se puso con su hijo a preparar todo. Y estaban buenísimas».

Los dulces variados fueron, junto a los cánticos, los protagonistas de la sobremesa

El ambiente fue «fabuloso, muy buen ambiente». Incluso hubo una sorpresa especial: «Yo no quería llevar a mi madre porque pensé que igual no lo iba a pasar bien, pero mira, hasta cantó. Tiene 87 años y la verdad es que disfrutó mucho. A ella le encanta este ambiente, pero dado su estado mental, no me atrevía mucho a traerla. Pero lo pasó genial», comenta el presidente.

La tarde se prolongó entre cánticos, castañas, postres por doquier, vino de la cooperativa, cervezas y refrescos. «Sobraban postres por un tubo». Al final, el sentimiento general fue de satisfacción: «Lo pasamos muy bien, la verdad. Creo que merece la pena juntarse así, congregar a la gente y pasar un buen rato».