Siglos de historia en el Camiño de Inverno
Los diversos cambios climatológicos favorecieron la búsqueda de una ruta alternativa del Camino Frances; el Camiño de Inverno
Si en el 2020, (o en 2019 que este año está para poco caminar) cruzar la zona de O Cebreiro en invierno es difícil, imagínense en el siglo XVIII. Nevadas, frío, hielo y algún que otro asaltador de caminos ponían difícil al peregrino llegar a Santiago. Por esta razón, los caminantes buscaron una geografía menos montañosa y con unas condiciones climatológicas más suaves; y ahí estaba, serena y tranquila, la comarca de Valdeorras: el Camiño de Inverno; una vía que ya contaba con un trazado usado por los romanos al ser la entrada natural a Galicia desde la meseta. Cabe recordar que está documentada una calzada que partía de las explotaciones de oro de Las Médulas hacia la Vía XVIII por la que discurrían los yacimientos auríferos.
Pero la historia siguió avanzando, y en el siglo XVIII la clima y la geografía valdeorresa se hicieron indispensables para los peregrinos, aportando al establecimiento de esta vía. ¿Qué ocurrio en ese momento? Un enfriamiento al que los científicos se refieren como pequeña glaciación y que provoco temperaturas tan bajas que algunas áreas atravesadas por el Camino Francés se volvieron particularmente intransitables. El italiano Buenafede Vanti fue testigo de este camino en la época y así lo dejo escrito.
Desde el convento de Castel San Pietro, cerca de Bolonia partió este hombre en el año 1717, año santo jacobeo y así lo documento en doce cartas escritas a lo largo de su trayecto. Pero no fue en su camino de ida a Santiago cuando Vanti camino por Valdeorras, sino a su vuelta. Así el italiano, entre Santiago y Ponferrada optó por seguir vía alternativa del Camino de Invierno al que Buonafede Vanti se refiere simplemente como “”il Cammino dritto di San Giacomo”, el camino directo de Santiago, nombre genérico con el que los italianos se refirieron durante siglos al itinerario principal a Compostela.
Esta es solo una de las referencias de peregrinos históricos así como de hospitales para atenderlos. También se cita en algunas publicaciones como Camino Sur de Invierno. Después, a comienzos del siglo XIX sirvió de entrada a las tropas de Napoleón y, a finales de ese siglo, se construyó siguiendo su trazado las primeras vías de tren que comunicarían Galicia con el resto de la Península.
El Camino de Invierno fue declarado por la Xunta de Galicia como Ruta Jacobea oficial en 2016. Además de los peregrinos, esta vía de comunicación la siguieron comerciantes -maragatos, arrieros-, campesinos gallegos que iban y venían de las siegas de Castilla y viajeros de todo tipo.
Actualmente esta vía salpicada de minas romanas, viñedos y parajes naturales únicos es cada vez más conocida, pudiendo ser un revulsivo para la comarca de Valdeorras. Al estar menos concurrido que otros itinerarios, garantiza una marcha más solitaria y tranquila, lo cual es toda una ventaja en época de coronavirus. A pesar de ello, la falta de una correcta red de alojamientos, sigue siendo el mayor inconveniente con el que se encuentran los peregrinos que optan por caminar a través de las cuatro provincias gallegas.