Jesús López, peregrino: “En cuanto haya una red de albergues el Camiño de Inverno tendrá mucha afluencia”
Durante los meses de enero y febrero de 2018 fueron un total de 23 peregrinos los que eligieron el Camiño de Inverno como ruta jacobea para llegar a Santiago de Compostela. Solo representan el 0,63% del total, según la oficina del peregrino. Pero lo cierto es que quien elige esta ruta no se arrepiente.
Así le ha sucedido a un grupo de cuatro peregrinos, quienes salieron de Roncesvalles y en Ponferrada decidieron seguir por Valdeorras el Camiño de Inverno. A su llegada a Chantada se encuentra cansados, pero pletóricos por la belleza que les está ofreciendo esta ruta. “Somos viejos conocedores de caminos, no es la primera vez que nos ponemos la mochila pero esta ruta está siendo muy gratificante y hacía tiempo que no vivíamos la magia del camino”, detallan.
El 26 de febrero salieron de la frontera con Francia. Allí mismo se conocieron provenientes de Salamanca, Extremadura, Valladolid e Italia. No eran ajenos al sentir jacobeo puesto que ya habían recorrido otras rutas pero sí, aseguran que el Camiño de Inverno, conserva la magia y el alma de la peregrinación. “Consideramos que es un camino especial y antiguo pero que no había sido reconocido hasta el año pasado y queríamos probar esta magia”, señala el salmantino Jesús López, cuando se le pregunta por la razón de elegir esta ruta. Reiteran el verdadero sentido del peregrino y aseguran que el de Inverno lo conserva. “El Camino de Santiago se está convirtiendo en un negocio pero, aquí, se vive el espíritu del peregrino”.
“Es un camino increíble tanto en la belleza como en las gentes. Nos encontramos mucha amabilidad aunque la gente, por donde pasamos, nos miran con cara de asombro, somos peregrinos”, destacan López quien también asegura que la señalización es perfecta. “No hemos tenido ningún problema”, detalla.
Es cierto que las condiciones climatológicas no han sido las óptimas para este recorrido aunque señalan que el sol y la lluvia se han combinado de manera óptima. Respecto a la etapa más dura no se ponen de acuerdo y es que sus piernas, desde Roncesvalles, ya son de hierro. Jesús asegura que la tercera etapa fue más dura con subidas cortas e intensas y bajadas pero su compañera italiana reconoce que llegar a Chantada fue más duro. “La bajada al Miño muy bonita pero la subida es para echar mano a las piedras y subir como se pueda, pero hay que hacerlo”, bromean.
Respecto a infraestructuras han estado alojadaos en la Casa da Solaina en A Rúa y en Quiroga. Califican de muy buenos los albergues y los hostales también bien pero aseguran que faltan una red de albergues. "Los municipios y la iniciativa privada se debe comprometer. El peregrino busca el albergue donde compartimos las experiencias. Tendréis más afluencia en cuanto haya una red de albergues. Hay gente que se puede permitir un hotel pero si hace el camino quiere compartir en el albergue", destacan.
Concluyen haciendo una reflexión sobre las imágenes que deja en la retina el Camiño de Inverno. "Estamos alucinando con la belleza de la zona. Es como retroceder en el tiempo y estuvieras solo tú y el bosque".