A Veiga resistió por todos los frentes hasta que el domingo el fuego de Porto alcanzó Trevinca
El incendio de A Veiga fue una batalla en la que las llamas atacaban por todos los lados. Desde el viernes, el concello quedó rodeado: A Portela, Prada, Corexido, Carracedo, A Serra do Eixe… cada flanco era una gran amenaza.
Gracias a que en O Bolo, los vecinos lograron frenar el avance en sus pueblos, el fuego no subió a A Veiga. En el resto de los puntos con mayor riesgo, empresas locales cedieron buldóceres, se levantaron cortafuegos a contrarreloj y se improvisaron contralumes para contener las llamas. Vecinos, ganaderos y también gente jóven del municipio se sumaron a la defensa. «Sempre estarei agradecido, porque dunha maneira altruísta puxéronse a disposición dende o primeiro día», destacó el alcalde, Juan Anta.
Durante tres días la resistencia funcionó y el duro trabajo dio sus frutos. Las llamas llegaban y una y otra vez eran contenidas. Pero el domingo, el gran frente de Porto, Zamora, con más de 13 kilómetros, alcanzó «A Lagoa» de Trevinca. «Aí non había maneira, só os medios aéreos poderían paralo», reconoció el regidor con cierta resignación.
Las consecuencias fueron devastadoras: muchísimas hectáreas de Trevinca, A Lagoa y Pico Marulo ardieron sin remedio. Hoy, siguen activos focos en Pico Maluro, Pena Cabrón y en el Alto do Fial, aunque más controlados gracias al incansable trabajo de brigadas y medios aéreos.
El alcalde confía en que pronto la pesadilla termine, pero lo vivido en A Veiga ya queda marcado: un pueblo que resistió hasta el límite, hasta que el domingo llegó un enemigo imposible de frenar.
Puedes escuchar la entrevista completa con Juan Anta aquí: