"No vuelvo", aseguró la senderista perdida en As Pedreiras
El Centro de Atención de Emerxencias 112, recibió un aviso el sábado 3 de diciembre, al hilo de las 23:00 horas. Una mujer de 34 años se había perdido en la zona de As Pedreiras, cuando caminaba por el monte. Enseguida, se puso en marcha un operativo de búsqueda en el que participaron efectivos del GES de Valdeorras, de Protección Civil y de la Guardia Civil. Apenas una hora después aparecía y era trasladada al Hospital Comarcal de Valdeorras para someterse a una revisión. Era dada de alta esa misma noche.
Todo comenzaba a las 14:30 horas, cuando nuestra senderista, mujer a la que le gusta la aventura al aire libre, se dirigió a la zona de As Pedreiras para pasar la tarde disfrutando el monte. Tras dar varias vueltas en el coche por la zona encontró el lugar que le apetecía explorar, una zona empinada, “me gusta buscar caminos campo a través, no me gusta seguir sendas, ni caminos”. Dejó el coche, se puso sus botas de montaña, cogió su mochila con la botella de agua una barrita de chocolate y un pedernal con un silbato que le regaló su amigo Roberto que siempre le dice que lo lleve porque si pasa algo, tu silvas y te encuentran”. Hasta ese momento a ella le pareció siempre una chorrada pero siempre se lo puso y cree que fue su salvador.
Después de llevar un tiempo disfrutando en el monte, caminando por donde sólo los animales lo hacen y sin dejar de subir, se dio cuenta que estaba más cerca de la carretera que de una aventura, “fui subiendo sin seguir senda ni camino alguno. Si me di cuenta que estaba la carretera al lado. ¡Parece que estoy viviendo una aventura y tengo la carretera al lado!, seguí por la montaña, crucé la carretera hasta tres veces. No miré el móvil, calculé que en hora u hora y media llegaba arriba. Cuando me cansé di la vuelta y me di cuenta que no bajaba por el mismo sitio, ya que cuando subes vas apartando ramas y al bajar, como no vas por camino, no sabes. Yo me orientaba sólo tirando para abajo ya que lo único que había hecho era subir”. Pero llegado un punto se da cuenta que está bastante oscuro y cuando mira el reloj ve que son las seis, reflexiona que hasta las siete puede seguir con algo de luz natural y sino podría usar la linterna del móvil. Además la carretera estaba cerca y había visto alguna senda, pero por si acaso llamó a una amiga y le comentó lo que le estaba pasando y que le quedaba poca batería en el móvil, “calculo que en una hora estaré en el coche, pero si ves que no te he escrito es que me quedé sin batería en el móvil”, le dijo a su amiga. “Puse el GPS y me di cuenta que estaba lejos de A Rúa pero si hubiese seguido subiendo llegaba a otro pueblo. Apagué el GPS porque consume mucha batería y sólo me quedaba ya un 20%”. Tiró hacia abajo pero en cuestión de nada se le hizo noche cerrada, y a las 19:00 horas con un 11% escribió a su amiga y le dijo que no era capaz de salir. Su último mensaje fue “tengo miedo”, y el móvil se apagó.
En ese momento su amiga decidió llamar a un amigo en común que sabe de supervivencia y se fueron a buscarla. Nuestra senderista oía coches y tocaba su silbato pero nadie la oía a ella. Así que decidió ponerse a cobijo en un socavón al lado de unas roca para pasar la noche, eso sí, sin dejar de tocar el silbato y de chillar de cuando en cuando. Llegado un punto, decidió salir de su refugio y se dirigió a un claro que había cerca para que la viesen pero, el frío y el viento se hacían insoportables, “me tiré en el medio de la explanada, no sentía nada, me hice una bola y esperé. Era el único sitio que viniesen por donde viniesen, me podrían encontrar”. Siguió explicando, “cuando ya pensaba que no me iban a encontrar oí mi nombre y me puse a silbar como una loca”. Fue su amigo Roberto y un Guardia Civil los que la encontraron en torno a las doce de la noche.
A la pregunta si va volver a repetir la experiencia, nos asegura que nunca, y si vuelve será con alguien. “No vuelvo”, acabó diciendo.
Agradece la actuación de la Guardia Civil y sobre todo la de su amigo Roberto.