San Roque volvió a su capilla en A Rúa Vella
San Roque suscita devoción en todo el mundo. Existen levantadas muchísimas capillas y en diferentes iglesias tienen una imagen de él, gracias a los favores que a lo largo de los siglos ha concedido, principalmente en épocas de enfermedades y de peste.
La parroquia de San Esteban de A Rúa es de las que posee capilla propia para el santo, en el campo que lleva su nombre. Y, al igual que el que recibe nombre la parroquia, ambos son abogados contra la peste y todo tipo de epidemias.
Todos los años, el día de su onomástica, fecha en la que finaliza la novena, tras la misa es trasladado de la capilla a la iglesia parroquial y el domingo se vuelve de nuevo a su morada donde permanecerá todo el año. El calor y el sol hizo que las personas que lo acompañaron se tuviesen que proteger del temible Lorenzo.
El santo viaja con una gran rosca desde la iglesia a la capilla que es bendecida por el párroco, don Severino y cuentan que tiene ciertar propiedades curativas.
San Roque, el santo de los perros
El nacimiento de Roque en Montpellier (Francia), cuentan algunos libros, habría sido fruto de un voto hecho por sus padres que sufrían por no tener hijos. Cuenta la historia que quedó huérfano muy pronto y vendió toda la herencia familiar para entregar los beneficios a los pobres. Con el deseo de seguir en la pobreza a Jesús y también de enseñar la fe cristiana, inició su peregrinación a Roma.
En la zona de la Toscana se puso a servir a todas aquellas personas que estaban infectadas de la peste, logrando, cómo no, curaciones admirables e inexplicables. Y, en la ciudad italiana de Cesanea, antes de llegar a Roma, el santo curó a un cardenal, y que este lo presentó luego al Papa. Tantas curaciones y tanto contacto con los infectados, propició que en la ciudad de Piacenza él mismo quedara contagiado y se viera obligado a retirarse en un bosque de las afueras de la ciudad.
A diario recibía la visita de un perro que le llevaba un panecillo. El animalito lo tomaba cada día de la mesa de su amo, un hombre bien acomodado llamado Gottardo Pallastrelli, el cual, después de ver la escena repetidamente, decidió un día seguir a su mascota. De esta forma, penetró en el bosque donde encontró al pobre moribundo. Se lo llevó a casa, lo alimentó y le hizo las curaciones oportunas. El mismo Gottardo, después de comprobar la sencillez de aquel hombre y de haber escuchado las palabras del evangelio que le enseñó, decidió peregrinar como él.
La curación definitiva de Roque fue gracias a un ángel que se le apareció. Cabe decir que otras versiones populares afirman que fue el mismo perro quien le curó, después de lamerle la herida de su pierna varias veces cuando el santo estaba en el bosque.
Onomástica y patronazgo
San Roque es, junto a San Sebastián, el abogado por excelencia contra la peste y todo tipo de epidemias. San Antonio Abad, patrón de los animales, y debido al gran trabajo que tiene en proteger a los muchos que hay en el mundo, da permiso a San Roque para que se ocupe de los perros, es por ese motivo que es el protector de todos los canes. Se le puede pedir amparo para que no sean abandonados ni maltratados. También en algunos países es el patrón de los picapedreros y marmolistas. La onomástica es el 16 de agosto.
Texto original obtenido de Santopedia