El alma del cine de A Rúa
Julio Cao comenzó en 1991 a trabajar en el cine Rialto de A Rúa y desde entonces su vida ha permanecido ligada al séptimo arte, siendo el encargado de que llegará a todos los vecinos de la villa ruesa. Ahora ya, las películas pasan por su jubilación.
SOMOSCOMARCA: ¿Cómo comenzó a trabajar en el cine de A Rúa?
JULIO CAO: Hace unos 30 años, comencé a trabajar en el Cine Rialto donde estuve unos cinco años. Después se compró y se reformó el Centro Cultural Avenida. Allí llegué en 1998 y ahí he estado de manera ininterrumpida hasta la fecha que me llegó la jubilación.
SC: Dentro del cine, ha desempañado diferentes labores
JC: Al principio estaba trabajando en el cine y en otra empresa, lo compatibilizaba. Además, hace cuatro años comencé a hacer labores también en la Brigada de Obras, pero los fines de semana estaba en el cine.
SC: ¿Qué cambios ha experimentado el cine?
JC: Yo empecé a trabajar con el cine de 35 mm. Cuando llego el cine digital nosotros no teníamos ese tipo de proyector por lo que la asistencia comenzó a descender porque llegaban las películas con una demora de 15 días o un mes, y la gente ya había ido a verlas al cine comercial de Ponferrada o de otros lugares cercanos. Sí que iba gente, pero mucho menos.
Yo empecé a trabajar de acomodador y después, en el Avenida, ya hacía labores de acomodador y limpieza, pero cuando más me costó fue cuando me propusieron llevar la proyección, a la vez que hacía de acomodador. Me costó bastante porque yo no sabía cómo funcionaba el montar y desmontar las películas. Me ayudo Pestañas, que estaba en el cine de O Barco. El me enseñó a montar, desmontar y proyectar y poco a poco fui entrando en el tema de la proyección.
Después, al comenzar a proyectar en digital para mí era una novedad porque yo de informática no estaba al día. Me costó, pero entre mi hermano y un informático del concello, me ayudaron, así como el que montó la máquina. Poco a poco fui adaptándome y ahora ya lo llevaba bien.
SC: Compartían películas con O Barco
JC: Sí, durante una temporada. Al principio durante un día teníamos sesión infantil y después para adultos. Lo que hacíamos era que O Barco la daba a las 17.00 horas y nosotros a las 20.00 horas e íbamos a buscarla o nos la traían ellos, pero eso fue poco tiempo.
SC: ¿Cómo llegaban las películas?
JC: Llegaban por paquetería al concello. Nosotros las recogíamos, las montábamos y después las desmontábamos que era bastante laborioso. Había paquetes que traían 10 u 11 bobinas pequeñas de películas de 35 mm y para cogerlas, pesaban mucho.
Después cuando llego el mundo digital, vienen en disco duros y una vez la montas ya la puedes mandar cuando antes tenías que esperar a que acabaran las proyecciones para desmontar y poder mandarla. Era muy laborioso.
SC: En todos estos años, habrá personas a las que haya visto crecer y habrá visto muchas películas
JC: Sí, hay gente que le he perdido la pista, pero ellos sí, y me lo dicen. La verdad que no vi muchas películas, en algún pase que tenía que estar pendiente pero nunca las veía enteras.
SC: Además, en A Rúa se le recuerda por haber sido portero del equipo de fútbol
JC: Sí, muchos años. También estuve temporada en el Barco, pero a los treinta y pocos años lo dejé porque ya tenía mi familia. Era incompatible con viajar los fines de semana y el cine. La verdad que los fines de semana siempre los he tenido comprometidos y no podía ir a ningún lado. Ahora he quedado liberado para poder ir a ver a mis nietos.
Julio ya disfruta de su jubilación, pero el concello de A Rúa no ha querido olvidarse de este trabajador y por esta razón, le rindió homenaje antes del pleno celebrado el pasado lunes. Por esa razón, le hicieron entrega de una placa del Concello y un retrato de una de las escenas de Cinema Paradiso.
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El último que apague la luz.