¿Qué hace exactamente un profesional de la salud mental?

¿Qué hace exactamente un profesional de la salud mental?

Iria Fernández, de Psicología Resiliencia, explica cuáles son las competencias y sobre todo, cuáles no lo son

Este viernes, 24 de febrero, se celebra el Día de la Psicología en España. Por ello, Iria Fernández, de Psicología Resiliencia, explica tres cuestiones aparentemente simples, pero que muchas personas no tienen claro.

En primer lugar, hay que aclarar que un psicólogo es un profesional de la salud mental, pero no es un médico. Es decir, “no te va a recetar ninguna medicación; para eso están los psiquiatras, que sí son médicos”. “Los psicólogos trabajamos con diferentes técnicas y herramientas, que pueden ayudarte a resolver tu problema, sin la necesidad de utilizar fármacos cuando no sean necesarios”, explica Fernández.

Las competencias de un psicólogo van desde analizar un problema, hasta mandar tareas para seguir trabajando en casa lo que se trata en consulta

Por otro lado, las competencias de un psicólogo o psicóloga son muchas más de las que la gente piensa, ya que van desde analizar un problema, hasta mandar tareas para seguir trabajando en casa lo que se trata en consulta. Así, nos aborda la duda de qué hace exactamente un psicólogo.

  •  Analiza y explica cuál es tu problema: “Los psicólogos hemos estudiado de qué manera se aprenden ciertas conductas, cuál es el proceso por el que esas conductas se mantienen en el tiempo, o por qué ese comportamiento te hace sentir mal”. También se analiza qué factores han llevado a esa situación y por qué se mantiene”, afirma Iria Fernández.
  • Aporta herramientas: El psicólogo aporta técnicas, herramientas y estrategias que servirán para resolver el problema. Sin embargo, desde Psicología Resiliencia recuerdan que “ningún psicólogo te va a resolver el problema, sólo te dará estrategias para que utilices las herramientas, y lo puedas resolver tú".
  • Aporta explicaciones: Además de aportar técnicas, el psicólogo te explicará cómo utilizar esas técnicas, y de qué manera y por qué te serán de ayuda.
  • Manda tarea para casa: El tiempo de la sesión sirve para analizar, explicar, dar argumentos, aportar las técnicas y explicar cómo se utilizan, pero Iria Fernández apunta que “para que funcionen hay que aplicarlas en tu vida diaria, en la calle, en tu casa, en el trabajo, con los amigos, o con la pareja, dependiendo de cuál sea la herramienta y cuál sea el problema”. 

¿Qué no hace un psicólogo? 

  • No te juzga: La tarea de un psicólogo siempre va orientada a la búsqueda de la objetividad y evita emitir juicio alguno. Cuando vas a consulta de uno de estos profesionales, él o ella no te juzgará ni valorará como positivo o negativo lo que le digas. No te va a dar su opinión personal, sino que te ofrecerá su guía como profesional. 
  • No es una conversación como la que mantienes con un amigo: Ir al psicólogo no es ir de charla de amigos. Los profesionales evalúan los problemas y ofrecen herramientas científicamente probadas a fin de poner solución a las demandas hechas por el paciente pero ayudándole también a que tome un papel activo sobre su propia salud. 
  • No da consejos: Dar un consejo a alguien significa decirle lo que tú harías en su lugar y en su situación. Un consejo te lo puede dar un amigo o un familiar, pero no un psicólogo. El profesional te dará estrategias para resolver un problema.
  • No dice lo que tienes que hacer: La toma de decisiones recae en ti, puesto que es tu vida aquello en lo que se está trabajando. El psicólogo te acompaña en el camino que decidas tomar.
  • No adivina tu futuro: Los psicólogos son profesionales que han estudiado una ciencia basada en las ciencias de la salud y las ciencias sociales. Por lo tanto, no adivinan el futuro, y mucho menos aplican técnicas pseudocientíficas. Si se da la casualidad de que conoces a un “psicólogo” que usa alguna de estas técnicas, o bien no es psicólogo o no está haciendo de manera correcta su trabajo.
  • No da recetas mágicas: Las herramientas que te da un profesional tendrás que ponerlas en práctica. Unas te irán bien, otras quizás no, y en ese caso, habrá que cambiarla por otras. Es cuestión de constancia. 
  • No lee la mente: No tengas ese miedo. Aunque tengas a un psicólogo delante, no podrá saber lo que estás pensando; a no ser que tú se lo digas. No somos capaces de leer el pensamiento, por más que lo intentemos.
  • No detecta las mentiras: Es posible que un profesional tenga mayor facilidad para darse cuenta de cuándo hay ciertas contradicciones en el discurso. Ante la pregunta de: “¿cómo sabes si un paciente te está mintiendo?”. No se puede saber, pero, de todas formas, ir a un psicólogo y pagarle para contarle mentiras, tampoco tiene mucho sentido, y en el fondo, esas personas se están engañando a sí mismas y no al profesional.
  • No sabe cómo es una persona nada más verla: Los psicólogos no son adivinos, necesitan la información de la persona sobre el problema para poder explicar lo que sucede. 
  • No se dedica únicamente a escuchar: Esa imagen que puede se puede tener de lo que es una sesión con un psicólogo, porque se ha visto en películas, es incorrecta. En realidad, es una conversación entre dos personas en la que se analiza, se explica y se establecen objetivos. Es más, muchas veces el profesional debe hablar buena parte de la sesión para explicarle al paciente lo que le pasa o para poner ejemplos que faciliten la comprensión de la situación.