En cursos como segundo de Bachillerato los alumnos le han dado la vuelta a la situación para centrarse en los estudios
La adolescencia suele ser un periodo especial para todos los jóvenes, los primeros amigos, las primeras fiestas e incluso el primer amor aparecen en esta época marcada por los cambios casi constantes y donde se crea el crecimiento como personas de cara a la vida adulta.
Por ello la pandemia y todas las restricciones han marcado a una generación que se ha visto muy afectada en las relaciones sociales con constantes cambios de normas.
Prácticamente todos destacan que este periodo lo llevan mal, ya que ha supuesto un cambio radical en sus vidas y también en el día a día. «Es salir de casa al instituto y viceversa, así todos los días».
Centrarse en los estudios
Los estudiantes de segundo de Bachillerato le han puesto buena cara al mal tiempo, y es que la prohibición de las reuniones de no convivientes les ha ayudado a centrarse en los estudios. «Viene bien, pero es un agobio, porque a lo mejor por la noche te apetece dar una vuelta y no puedes» detalló una alumna.
El verano de los 18
Por parte de los estudiantes del último curso de bachiller, no ven nada halagüeño el futuro de cara al verano, si bien existe la opción de tener una época estival parecida a la del 2020, no confían en que las últimas vacaciones antes de la universidad sean como antaño, pero a su vez explican que quizás sea mejor eso y poder vivir unos primeros meses de vida universitaria de una forma parecida a las anteriores generaciones.
«Nos estamos perdiendo nuestras primeras fiestas»
Otro grupo de alumnos, en este caso de 16 años, detalla que los efectos del COVID-19 han terminado con sus primeras fiestas, pero se lo toman con resignación, de hecho confían no en el verano, sino en 2022 para poder comenzar a disfrutar de la vida sin restricciones, esperando un periodo estival con pocas medidas restrictivas.
Parques infantiles
Entre los adolescentes también cunde el desánimo, porque ven como cada día en el Malecón ven a multitud de niños jugando en los parques con otros pequeños sin respetar las medidas como también ven a sus progenitores, confesando a su vez que alguna vez han quedado. «Puedo estar en el instituto con mucha gente, de hecho a veces paso más tiempo con ellos que con mis padres, así que. Quedamos 2 o 3 como mucho» detalló una joven.