El doctor en Neurociencia inauguró los XVIII Encontros Familia-Escola organizados por la asociación Vagalume Valdeorras
Y tras más de tres años buscando su participación, finalmente, el doctor en Neurociencia, Francisco Mora, inauguró los XVIII Encontros Familia-Escola de Vagalume Valdeorras. Lo hizo detrás de las palabras del alcalde de O Barco, Alfredo García, que elogió la labor de esta asociación educativa y su empeño y esfuerzo en unas jornadas que este año cumplen su mayoría de edad.
El currículum de Francisco Mora, asusta. De hecho, es necesario coger aire varias veces para terminar de enumerar los títulos que le ensalzan y colocan a la cabeza de la divulgación científica, y en especial, de la Neurociencia y Neuroeducación, a nivel nacional. Doctor en Medicina por la Universidad de Granada, doctor en Neurociencia por la Universidad de Oxford (Inglaterra), catedrático de Fisiología Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, catedrático adscrito del Departamento de Fisiología Molecular y Biofísica de la Universidad de Iowa en EE.UU, y un largo etcétera.
Hoy, este sabio de la Neuroeducación, ha ensalzado la labor de los maestros y lo ha hecho un repleto Teatro Lauro Olmo de O Barco, al que han asistido padres y madres, maestros, e incluso los estudiantes, «verdaderos protagonistas de la educación», resaltó Pepe Fernández, principal promotor de los Encontros, al frente de Vagalume.
Alabó hoy Mora en su charla, el papel tan importante que desempeñan los maestros. Porque la de un maestro es «esa primera voz fuera de la familia que escucha el niño, en esos primeros años en los que el aprendizaje funciona por copia y se fragua la construcción de lo emocional, algo fundamental para el desarrollo del pensamiento cognitivo». «Nunca podrá ser sustituido» dijo, «por una máquina, porque esa dimensión ancla en profundidad las primeras enseñanzas del maestro».
Y es que para este sabio de la Neurociencia, «la emoción es el motor que mueve el mundo», porque «sólo se puede aprender aquello que se ama, que te dice algo, que rompe la monotonía del entorno, porque cuando hay algo nuevo, si tiene el contenido emocional, se ancla en la memoria de una manera sólida». Y si la emoción es la energía que mueve el mundo, «la educación en emoción, por parte del maestro, puede poner los primeros ladrillos de la construcción de un ser humano».
Para Francisco Mora «la cultura actual, basada en el pensamiento mágico, se está muriendo y estamos entrando en una cultura donde primará el pensamiento crítico y analítico, pero, sobre todo, el creativo». Es por ello, que cree que debemos comprender el funcionamiento del cerebro sobre cómo aprende el ser humano, porque solo así tendremos la posibilidad de reconstruir un mundo social que hoy se caracteriza por ser deshonesto, falto de hábitos de ética.»